Nunca
se le ha escuchado un pensamiento propio, ni ha sido capaz de expresar una mínima
idea en Facebook ni en Whatsapp. Alguna vez ha hecho un copia y pega con algún mensaje para que en internet no utilicen esa foto
que acababa de subir. Hasta ahí ya llega. Copiar y pegar.
Eso
sí, se lanza sin sonrojo a insultar a casi 8 millones de votantes como el que
se come un caramelo. Se dedica a poner en las redes sociales o en ese grupo de
Whatsapp de sus amigos, esa imagen que le han pasado, en la que con una frase
de menos de diez letras es capaz de acusar de complicidad en la corrupción a
más de la mitad del país.
Él
lo tiene todo claro, él sabe quiénes son los corruptos, él sabe quién son sus cómplices,
no necesita demasiadas reflexiones, ni demasiados quebraderos de cabeza. ¿Para
qué? Ya se lo han dado todo hecho.
Acusa
de borrego a su compañero de grupo, cuando es a él a quien le han lavado el
cerebro viendo horas y horas de televisión.
A la cabeza esa televisión nacida en lo más duro de la crisis. Esa televisión
nacida en la época que desaparecían negocios y se hundían familias porque el
crédito no llegaba. Ellos sí que disponían de crédito. A ellos les llovían
millones con los que comprar los
carísimos derechos del fútbol, de la fórmula uno, o de esa serie de éxito internacional.
Era la forma de atraer a millones de personas, que luego pasaban a manos de los
sicarios de la información, de los SECTARIOS del Prime Time.¿ El objetivo
final? Cambiar el signo político del país. Se vivía mejor con aquel presidente que
les regaló miles de millones de publicidad que se iba a las televisiones
públicas. Televisiones públicas que deberían de ser financiadas después de aquella infamia, con el sudor y
los impuestos de esas humildes familias a las que tanto decían apoyar.
Luego
el objetivo cambió “habrá que aupar al poder a estos chavales que nos llenan los
programas de audiencia”. Unos chavales que de vez en cuando se emocionaban al
ver a un energúmeno reventando a patadas a un funcionario. Unos chavales que
querían hacer desaparecer los medios de comunicación privados. Qué más da. Pelillos a la
mar.
Tampoco
había que dar mucha publicidad a la corrupción de los amigos. En febrero de
este año entraba en prisión todo una alcaldesa de Jerez, ¿Cuántos de los que se
erigen en justicieros de la corrupción del país, se han enterado? ¿Alguien ha
visto sus imágenes entrando en la cárcel? ¿Y lo de la Unión Europea reteniendo 795
millones en ayudas a Andalucía? ¿Quién ha informado de eso? Eso sí, el concejal de Valencia que ha
ingresado 1.000 euros en una cuenta, ese sí. A ese le ha visto todo el país, alguien se encargó de filtrar la noticia para que los periodistas tomaran unos buenos han encargado de montar toda una operación con helicópteros, GEOS, y por
supuesto cámaras, buenas cámaras para sacarle con las esposas.
Pues
bien, esos que se han tragado todo ese sectarismo sin parpadear, ahora van
dando lecciones. Ellos son los santos y puros. Qué importa que hayan votado a
un partido anclado en una hoz y un martillo con millones de víctimas a sus
espaldas! Qué importa que su ídolo quiera que proliferen las armas para que tengamos
día sí día no asesinatos masivos! Qué
importa que el Dios de su religión reconozca que recibe dinero de un “país
asesino” que humilla a las mujeres y asesina a los “gays”! Qué importa todo eso
si probablemente ni se haya enterado, y si se ha enterado se lo han hecho
olvidar. Siempre habrá alguna noticia de interés universal como que un concejal
quiere celebrar ”El día del machote”, para tapar la corrupción y la indecencia
de sus amigos.
Se
lo han puesto muy fácil, se lo han dado mascadito, como la papilla a los niños.
Le han dicho que viene el avión con la cuchara de potitos y se la ha tragado
sin rechistar. Y ahora henchido de soberbia se lanza a las redes, y a los
grupos de whataspp a insultar a medio país, incluyendo a su amigo del grupo de
Padel. Tiene claro quienes son los culpables, tiene claro quienes son sus
cómplices. No necesita pensar.. No quiere pensar. Alguien ha
hecho muy bien su trabajo.