domingo, 30 de enero de 2011

Mi visita a Auschwitz



Este jueves pasado, se conmemoraba el “Día de la memoria del Holocausto”. Se eligió ese día porque el 27 de Enero de enero de 1945, las tropas soviéticas liberaron el mayor campo de concentración que el Tercer Reich había levantado en su 'imperio del horror': Auschwitz-Birkenau. La noticia del citado aniversario me trajo a la memoria un viaje que hice a Polonia en el año 1992.


Piotr Szumieluck y esposa

El año anterior(1991) en un camping de Rosas (Costa Brava) conocíamos a una simpática familia polaca los Szumieluk que ocupaban tienda de campaña justo enfrente de la nuestra. Saludos y más saludos fueron creando una relación sin palabras. El día que abandonaban el camping nos regalaron unos bonitos tapetes polacos hechos a mano y la invitación a conocer Polonia ofreciéndonos su casa como alojamiento, nosotros les correspondíamos con una cinta de Oskorri, y el compromiso de aceptar su invitación. Un interés por contactar con personas del otro lado del recién caído telón de acero subyacía en su invitación. Justo es decir que a nosotros también nos interesaba la visita pues desarrollabamos un negocio que estaba a punto de abrir en Polonia y un mercado de millones de personas nos esperaba. O al menos eso creíamos.
Tras varias cartas alguna llamada a horas intempestivas y varios telegramas iniciábamos viaje en tren hacia Varsovia. Allí nos esperaba Peter (Piotr) Szumieluk hijo mayor de la familia, quien con su humilde coche un Skoda o un Lada creo recordar, nos acercaba a Bialystok su ciudad natal cerca de la frontera con Bielorusia. En cuanto había una cuesta abajo se ponía el punto muerto, había que ahorrar gasolina.

Allí tuvimos la ocasión de visitar el parque natural de Bialowieza
cerca de Bielorusia, la capital Varsovia y Cracovia al norte de Eslovaquia.

Allí en Cracovia a acompañados por Pietr, su novia y un pareja de amigos, visitamos varias de las maravillas de la ciudad, e hicimos una excursión a las minas de sal de Wieliczka, cuyo final consistía en todo una capilla tallada en sal a 101 metros de profundidad.

Imágenes de Auschwitz
Pero lo más interesante quedaba aún por llegar.Un denso silencio te recibe cuando llegas al campo de concentración de Auschwitz. Nada más entrar te muestran un video que trata de situarte en lo que vas a ver, un santuario del horror. Un lugar que se ha tratado de conservar bastante parecido a como se la encontraron los soldados soviéticos el día de su liberación.

Tras pasar por debajo de la famosa inscripción “ARBEIT MACHT FREI”(El trabajo te hace libre) vas adentrandote en aquel lugar donde fueron asesinadas mas de dos millones de personas. Y empiezas a ver muestras del horror, vitrinas con montones de pelo, pilas de gafas o piernas y brazos ortopédicos de los que en su día fueron tristes "huéspedes" del lugar. Vas descubriendo los lugares donde vivían más bien sobrevivían hacinados miles de judíos, polacos, rumanos, españoles…

E ibas llegando a lugares emblemáticos, como el muro donde se realizaban los fusilamientos, los hornos crematorios y las cámaras de gas. Allí te explicaban cómo se producían las matanzas mediante la introducción del gas asfixiante. Años después en la película la “Lista de Schindler” se mostraba una escena en la que se visualizaba claramente lo que tuvo que ser esperar con angustia la macabra lotería de ver salir el gas asesino o el agua purificadora.Poco después llegamos a un lugar que resumía el horror que allí se debió de vivir, se trataba de un cubículo de 1 metro por 1 metro cerrado completamente salvo por un agujero en su parte inferior que se utilizaba para que cuatro personas entraran en él y allí pasaran días enteros de pie. La quinta esencia de la humillación del ser humano.

Pero siendo esos los lugares que escondían esas matanzas masivas, eran las historias de las personas las que te tocaban definitivamente la fibra sensible.Tuvimos suerte de realizar la visita junto con nuestros amigos polacos porque ellos nos acercaban aún más a esas historias personales de quienes allí mal vivieron… y casi siempre murieron.

El pasillo con las fotos de los prisioneros

Así, costaba tragar saliva cuando te explicaban como esos ramos de flores colocados cerca de una de las "camas", eran un homenaje dedicado a un cura polaco, un mártir que cambió voluntariamente su vida por la de un padre de familia. También se hacía un nudo en la garganta cuando te leían las notas de despedida que dejaban a sus seres queridos aquellos que se sabían destinados a morir.

Pero lo que quedará grabado para siempre en la memoria de aquella visita fue cuando al final del recorrido se pasaba por un largo pasillo donde se podían ver las fotos de muchas de las personas que por allí pasaron. Simples fotos con rostros inexpresivos y una corta leyenda: El nombre, la profesión, el día de entrada y el día de su muerte. Meses, a veces días duraba la estancia en aquel macabro hotel. Abogados, mecánicos camareros, amas de casa,jovenes, mayores, niños. Vidas de personas normales, truncadas por el capricho de unos pocos.

NUNCA MÁS!

Por si acabara leyendo esto. Un abrazo muy fuerte para la persona con la que compartí aquel viaje.

1 comentario:

Adolfo dijo...

Si os interesa este tema os recomiendo el libro "La gorra o el precio de la vida" de Roman Frister. Es uno de mis libros favoritos. Es muy duro, lo advierto. No es un libro para todos los público.

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